Las TICS que cambiaron el mundo
Las narraciones digitales, o digital storytelling, empezaron a desarrollarse en la década de 1990 en el Center for Digital Storytelling, en Berkeley (California, USA). Es decir, se trata de una idea muy reciente, lo que explica la escasa atención que recibe entre nosotros. Seguramente es una cuestión de tiempo, o de ese retraso tan familiar y autóctono, como otras muchas veces.
A través de las redes sociales y de la Web 2.0, con la narrativa digital se puede remediar el silencio que pesa sobre aquellos grupos sociales minoritarios o incluso marginados. Al menos en parte, por supuesto. Pero, de ese modo, es posible defender los derechos de los que aún carecen del poder suficiente, o de una presencia mediática más constante y efectiva.
Por esa razón, con la difusión de las narrativas digitales se pueden atender las necesidades de las llamadas “culturas silenciadas”. Stories for Change es una buena muestra de esos sitios desde donde se difunden y comparten historias digitales. Gracias a los recursos que ofrece libremente, son más visibles muchos de los temas que actualmente nos preocupan. Por ejemplo:
- el mundo de la mujer;
- las personas con minusvalías físicas y/o psíquicas;
- las personas desfavorecidas y pobres;
- la vida campesina y marinera, entre otras;
- la conservación de la naturaleza;
- las etnias minoritarias y el Tercer Mundo;
- y, sobre todo, el mundo de la infancia y la educación.
Las historias digitales de Stories for Change cuentan asuntos personales y sociales, de la propia comunidad. Así, Julia Arroyo, en Las habichuelas voladoras, nos revela cómo se puede utilizar la experiencia personal para reflejar la violencia contra la mujer, que ella misma llegó a sufrir, y luchar contra esa situación. De esa manera, se alienta a otras mujeres para que busquen ayuda y apoyo en caso de necesidad, antes de que sea demasiado tarde.
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